Detergente, quitamanchas, oxígeno activo, blanqueador, suavizante….hay probablemente tantos tipos de producto como marcas en el mercado.
Todos prometen limpieza en profundidad y dejar tu ropa prácticamente como el día que la compraste en la tienda. Limpia, con los colores brillantes e higienizada.
Pero pocos dan con el producto adecuado y desde prácticamente la época universitaria comienza una etapa de experimentación que no concluye hasta más de una década después con alguna noción general de productos para nuestra lavadora que nos convencen realmente.
Muchos suelen capitular ya el primer día y agarrarse como a un clavo ardiendo a los productos que se han usado en casa de sus padres desde siempre…
Curiosamente, independientemente de la experiencia de cada uno…pocos son los productos hoy en día que cumplen lo que prometen. Y es que las expectativas, basadas en las campañas publicitarias, son tan altas que el producto casi siempre termina decepcionando o gustando a medias.
Hablamos nuevamente también de que actualmente prima la imagen de marca y el beneficio económico sobre la calidad y así muchos terminan por realizar sus propias marcas caseras, creando una mezcla de consejos útiles de familiares, experiencia propia y puro espíritu aventurero…
Y ya cuando llegamos a la época de nuestra vida en la que nos convertimos en nuestros padres, de repente descubrimos que igual la clave siempre ha estado ahí y que años y años de probar productos nuevos en el mercado no eran necesarios. ¿Acaso mis padres y mis abuelos siempre han tenido razón?
El jabón verde…qué descubrimiento. Una simple pastilla de jabón natural, elaborada a base de glicerina y aceites vegetales, de color verde, olvidada en la estantería de abajo de los grandes supermercados. Una pastilla con infinidad de usos y un producto realmente milagroso en cuanto a manchas en nuestra ropa se refiere. Es tan simple que resulta ridículo. ¿Por qué nos complicamos la vida?
El jabón verde, a pesar de su envasado en una fina capa de plástico, podría ahorrarnos muchos plástico a largo plazo. Su vida útil es larga y en comparación con las grandes garrafas de detergente, un ahorro en residuos importante. Las garrafas se reutilizan sí, pero incluso esas terminan por perder su utilidad, en cuanto se rompan o su tapa ya no cierra bien. Ambas son opciones Zero Waste interesantes e invitamos a todos a volver a mirar en las estanterías de abajo de los supermercados. Mira a tu alrededor, igual la clave siempre ha estado ahí.
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